martes, 26 de enero de 2010

La conciencia del temor


Temo. Sí, tengo temor. Muchas veces. Viene y va, viene y va.

Te conocí, y me gustó. Me gusta. Pero tengo temor. ¿A qué? A que no sea nada de lo que realmente creo que puede llegar a ser. Y no porque no crea en vos, ya me has demostrado que sos una persona distinta, pero tengo temor a que vuelva el pasado a atormentarme en la conciencia del temor mismo de que la soledad me persigue aún.

La soledad, la soledad. Aprendí con ella, pero...¿Es necesario que siga estando?.

¡¡¡¡¡Hay sentimientos tristes de mi corazón y pensamientos cruzados de mi mente que día a día generan el temor!!!!!

Me encanta estar con vos. Pensarte. Sentirte. Tenerte. Y cuando te alejas, sigo pensando, en que quiero estar con vos.

Pero todo lento, y mejor si es así. Debe ser así. Sin embargo temo la falla, porque a veces uno cae tantas veces, que teme las fallas, que inevitablemente parece ser que vuelven una y otra y otra vez.

Probablemente deba esperar más, tal vez en vos mismo, pues es el tiempo el único que dirá si podré o no estar contigo de otra forma. Ya no fugazmente, en ese estadío que algunos se cansan en llamar "conociendonos"; para pasar a estar con vos, por mucho mas tiempo en lo que se conoce como ese a quien le entregas tu ser, y mirandole a los ojos puedes decirle eso mismo que tanto se desea en esta época jóven, ideal para vivir los verdaderos momentos de lo nuevo del amor.

2 comentarios:

Julián! dijo...

AY ! pq tan emo nene ?

Omar dijo...

Más y más romanticismo Renzo. lacayo de los pastos negros que pisó Pizarnick. Con tus dedos untados en las meadas de Rimbaud sobre los escritores de sociedad. estás condenado a ser un maldito poeta. La señal de Caín late en tu palabra. Tus llagas te sentencian a seguir y seguir este camino para nada. Entrópico condenado! Te leo sobrio. Ahora iré por la primer cerveza de la noche y seguramente al amanecer te releeré ebrio de ausencias para terminar más que borracho con tus palabras.