jueves, 10 de febrero de 2011

La lluvia del jueves 10 de febrero


Me fui a caminar. Y caminé por veredas que siempre recorro, pero en cada camino algo nuevo existe. Sí, algo nuevo; no me refiero a la gente pasar por mi lado, a los micros andar con el rugido de su motor, o a las bicicletas que circulan entre el peligro de los peatones y los vehículos de clases diversas los mas pobres y sin luces a los mas ricos y con el new aire acondicionado. No.

Algo nuevo existe, en cada caminata de ese tipo. Me fui a caminar, inundado de pensamientos que oscilaban entre la depresión, la duda, el miedo, la esperanza, la indiferencia, y solo Dios sabe que otras tantas cosas pasaron por mi cabeza. Ahora solo trato de olvidar. Trato de olvidar tu falla, de olvidar como me has hecho sentir en este momento en que solo debería haber felicidad y eso solo es una minúscula parte en un día tan especial.

Hoy es un nuevo año más cerca de la madures y del crecimiento. Sí, hoy es lo que se conoce como cumpleaños. Hoy 11 de febrero. Y ahora, siendo los pocos minutos pasada las 12......ni mu. No existes, o eso pareciera. No estás acá, no estás conmigo. Tu falla, tu falla, tu maldita falla.

La previa, como suele llamarse, ha sido desastrosa, solo he llorado, y abrazado los brazos de una amiga que por una simple reunión tocó compartir conmigo mis miserias y mis lágrimas por ti. La previa de un llanto que no debería existir, pero sin embargo es tan real como lo que escribo en este momento, tan real como el aire que respiro. Es que así te sentía yo, como el aire, indispensable. Pero ahora......no sé.

He tratado de hilar mis pensamientos, unos tras otro con unas finas agujas mentales que me permitan comprender el por qué. No lo sé. No se ningún por qué. El por qué después de hablar mucho sobre el fallo lo sigues haciendo. El por qué después de decirte que lucharía, me replicaste con lo mismo y acá estoy, solo remando. El por qué me dices una vez cada mucho, mucho, pero mucho tiempo un "te amo", y no has sido capaz de demostrarlo. El por qué después de decirme que reconocías como yo, tu sagrado "te amo", estaba siempre en segundo lugar, y hoy, en un momento como nunca, sigo igual. El por qué, al reconocer tu error, al darte cuenta, no sos capaz de arreglarlo. El por qué, sabiendo lo que significaba para mi esto, no estás y he deribado en la miseria de rocas picudas del barranco de un amor que lastima. El por qué no remas, cuando habías dicho que lo harías, y me dejas por ende remar solo.

Aquí, he vuelto de caminar bajo la suave llovizna de este melancólico jueves 10 de febrero. He vuelto de sentir como la lluvia golpeaba mi frente, como mi cuerpo sentía los escalofríos, y como mi mente pensaba en un sin fin de preguntas sin respuesta aún.

¿Qué más puedo hacer? ¿Acaso no podría simplemente dar por perdido todo? Eso pienso, que a veces la toalla debe ser arrojada para lanzarse a un precipicio de soledad inerte. ¿Sería cobardía? No, sería valentía. La valentía de saber que luché lo que más pude, pero no lo correspondiste. La valentía de saber que luché por mejorar, pero tu te quedaste ahí. La valentía de saber que te amo, y enfrentarme a la triste realidad de que no sientes eso, ni nada parecido hacia mi.

¿Estoy equivocado? Puede ser, pero...¿Cómo podría pensar otra cosa si, después de reconocer que yo estoy segundo, después de reconocer errores tuyo, después de hablar por mucho tiempo, no los solucionas? ¿Cómo podría pensar otra cosa si aquí estoy, sumergido en la soledad de que no existes para darme la mano y que en un beso calido me digas lo que sientes? ¿Cómo podría pensar en otra cosa si no me valoras como debería, y si, aún dandote cuenta de eso, no eres capaz de solucionarlo?

Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, y me gustaría no poder ver ahora, para ver solo felicidad. Pero no. Veo, y lo que miro es una decisión total de ser siempre el segundo en tu vida. Y no sé si puedo seguir soportándolo, porque sé que te amo, por eso eres tan importante y tan primero en mi vida, pero un amor que no quiere limar sus uñas, es un amor que deja sangrar.

Aún hay tiempo, tiempo para solucionar las cosas. Aún puedes ponerte las pilas, puedes mejorar, y puedo volver a comprometerme con vos a eso. Pero demuéstralo, porque uno no se da cuenta de lo que tiene a su lado, hasta que lo ha perdido.

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