martes, 4 de mayo de 2010

Mirrors


Tengo ganas de romper un espejo. Sí, maldito invento destinado a producir control social sobre la belleza que todos sabemos que es relativa, y, sin embargo, hay un patrón. Patrón en el cual yo no entro. ¡Abrir los ojos Jerusalem! Que yo no entro en nada.

Los recuerdos de la infancia invaden aquello que mi corazón siente como rechazo, y sin embargo están ahí. Malditos. Los toallones cubrían cada lugar de los reflejos, porque sabía que era así, esa realidad que muchos me habían hecho conocer con cada burla, con cada golpe, con cada estigma simbólico sobre mi cuerpo y mente. Mi mente, atrapada en la nada, atrapada en la oscuridad del deseo de no haber existido, del deseo de no estar pasando por esto.

Siempre pensé que las vidas pasadas existían, y sí oh!, lo sigo creyendo. Pero son, por antonomasia, lo opuesto a la actual. ¡Qué bello debo haber sido en algún momento para vivir esto ahora!. Y sin embargo estoy aquí, sin poder darle fin al sufrimiento creado por años de estigma y una cabeza que no puede olvidar todas las burlas y los puñales que lentamente desangraron hasta la muerte aquello que algunas personas llaman autoestima(si es que existe).

Pero seguiré, porque no hay otra. No creo en los fines provocados. Y aquí me tiene el mundo, entristecido por la nostalgia de un pasado, que es probable ya no exista, pero que aún mi cabeza insiste en mostrar, disfrazando miles de etapas distintas a las que sucumben por la depresión.

1 comentario:

Elisa007_ Estrellandose contra el mundo que la rodea dijo...

calma pequeño........ todos tenemos dias malos........